martes, 15 de febrero de 2011

Ya ha pasado el 14 de Febrero. Y yo sin echar un polvo, joder!

Bueno tras un largo tiempo de inactividad vuelvo a la carga. Se supone que esta entrada correspondería al día de ayer, pero no tenía suficientes fuerzas para ponerme escribir tras llegar de las clases, y como buen portador de los correspondientes genes que tengo, decidí que la haría hoy.

Creo el título de la entrada de por si es bastante aclaratorio, pero como siempre trataré de profundizar un poco (¿acaso no es lo que siempre trato de hacer?).

Esta historia empieza cuando hace poco vi a unos gatos por la calle, un gato estaba delante del otro, poseedor de un halo protector, caminaba en la forma que un péndulo se mueve ante nuestros ojos, ambos con sus ojos amarillentos me miraban mientras pasaba a su lado, era una mirada que estaba cargada de recelo e ira, una mirada que tenía el objetivo de hacerme a un lado . Como buen lector de shonen voy a imaginarme que el gato protector era un macho protegiendo a la hembra (¿aunque esto también es la lógica de la naturaleza no?, o esa es mi idea al menos). Al pasar a su lado, y tras fijarme en los gatos, por un momento me dieron ganas de ser ese protector, que tantas veces he anhelado, si bien la providencia (siempre tan presente para mi) me lo ha impedido (joder me pregunto cuando me erigirán una estatua).

Vaya con la historia de los gatos, me he lucido. Creo que las cosas se pueden decir de una manera mucho más simple, pero eso sin duda traicionaría la quidditas de este blog.

Espero volver a escribir poco a poco, en este nuevo año, y a conseguir profundizar mejor sobre lo que hablo (para cuando algún día lo vuelva a leer, pues solamente yo lo hago, me de por pensar).

Nuevo año y aún sigo con el blog, como una tortuga, lento pero seguro.

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